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LAS ENTREVISTAS

Lorena y Angélica Soto

Lorena (53) y María Angélica Soto (55) son parte de una familia de siete hermanas. Sus padres llegaron a la comuna de La Pintana a unas viviendas de emergencia provenientes de un campamento cercano al paradero 28 de la avenida Santa Rosa.

Finalmente, la familia desarrolló su vida allí y agregó un tercer dormitorio más para las niñas. José Eugenio, el padre, era carabinero del barrio Franklin y la madre siempre fue dueña de casa. 

Varias de las hermanas realizaron cursos técnicos. Lorena en cambio comenzó  a trabajar  desde que salió del colegio en una fábrica de ropa y hasta ahora se desempeña como operaria en el área textil. Durante los primeros meses de la pandemia sus empleadores siguieron trabajando pese a las cuarentenas y en mayo Lorena se contagió de Covid-19 junto a otros colegas, además infectó a una sobrina con la que arrienda, a unas cuadras de su hermana, también en la comuna de La Pintana. Luego de eso la empresa se acogió a la ley de subsidio al empleo y retornó a trabajar en el mes de septiembre. 

María Angélica no terminó la enseñanza media y comenzó a trabajar después de casada en una empresa de aseo. Hace más de una década que se desempeña como trabajadora de casa particular, pero con la pandemia perdió sus empleos debido a las permanentes cuarentenas y a que sus empleadores eran de la tercera edad.  Vive en la casa que perteneció a sus padres y tiene una hija de 35 años y dos nietos. María Angélica, pertenece a los hogares más vulnerables. 

Lorena, en cambio, al ser soltera heredó la pensión de carabineros y sumado a su contrato de trabajo es considerada como integrante de la clase media baja, lo que la deja exenta de bonos y otros subsidios. Lorena afirma: “Soy pobre para los bancos, pero rica para el Estado”  

Las dos hermanas decidieron acceder al primer y segundo retiro del 10% de sus fondos de pensiones, los que destinaron mayoritariamente a hacer arreglos en sus hogares y darse unos pequeños lujos como celebrar encargando comida china y sushi. 

Para el plebiscito del 25 de octubre Lorena y María Angélica votaron Apruebo. Para esta última fue un cambio en su historia cívica, siempre ha preferido las listas de derecha y confiesa estar arrepentida de haber elegido a Sebastián Piñera y piensa que Chile ahora necesita cambios profundos con una Nueva Constitución: “Tienen que escuchar la voz del pueblo”, afirma.  

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